Cogeme de la mano y te guiaré (Capítulo 2)

Mama y papá, si se puede ser plenamente feliz, viviendo la enfermedad de un hijo o hija, ya estáis bendecidos para cumplir con la misión que traen estos pequeños. El secreto es, que cuando ocurre esto es porque poseemos la gran capacidad para acompañarles en esta vivencia, ya estamos preparados para aprender a crear nuestra propia vida a pesar de las dificultades.
Aprender y crecer forma parte de la evolución del alma, pero para ello antes de despertar y de florecer, los vemos caer y caemos con ellos. 
Llegan con una capacidad inmensa, con la gran misión de superación de ellos mismos y la enseñanza para todos aquellos que les rodeamos.
Tal vez sientes miedo, impotencia, mucho dolor, incluso en largas temporadas te sentirás solo o sola, triste, tanto que te invadirán sentimientos y sensaciones negativas, el cansancio podrá contigo porque la carga es pesada.

Pero hay algo muy positivo en todo esto, las enfermedades nos enseñan a sanar nuestra alma, a cambiar el ritmo de nuestra vida, puedes aprender a escuchar a tu corazón, a tener fe, valor, siempre sin combatir con la enfermedad sino cogiéndola de la mano, ella te llevará por el camino que debes recorrer para sanar, llorarás con la mayor de las tristezas de tu corazón en muchos momentos, pero con el paso del tiempo aprenderás a sonreír con la mayor alegría de tu corazón,  cuando seas muy consciente de tus emociones habrá llegado el momento de cambiarlas. 
Creemos que los niños, niñas que sufren enfermedades crónicas, que ya nacen con ello son incapaces de realizar muchas de las actividades del día a día, de hecho la gran mayoría de la sociedad ni siquiera es consciente de la realidad que viven estos niños y las familias, son nuestros maestros, nos muestran como recordar que las personas somos luz, somos amor y podemos cambiarlo todo, todo cuanto queramos, durante un tiempo tal vez debas ayudarles a realizar todas las tareas diarias que a ellos les resultan tan complicadas, aunque en ocasiones se nos olvida que siempre hay una virtud en ellos, la primera mostrarnos que con amor todo es posible, esto lo hacen muy bien ya que siempre es con inocencia, el resto pueden ser muchas y diferentes, en algunos es el canto, en otros pintar, las matemáticas..., siempre hay algo que les ayuda a desarrollarse para ser felices, debemos buscar sus buenas cualidades y mostrarles por si mismos que ellos pueden ser autónomos a su manera, poco a poco lo conseguirán, la constancia es parte de su esencia y sus logros, su felicidad en una sonrisa, nuestra recompensa. 

Merce. 

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